1 Dom Cuaresma BEl texto Marcos 1, 12-15   Descargar PDF

(lee este texto, serena y tranquilamente una o varias veces hasta desentrañar parte de su estructura, personajes y organización)

12Enseguida el Espíritu lo empujó hacia el desierto, 13y estuvo en el desierto cuarenta días, siendo tentado por Satanás, y estaba en medio de las fieras, y los ángeles le servían.
14Después de ser apresado Juan, Jesús se fue hacia Galilea anunciandoel Evangelio de Dios, 15diciendo: “El tiempo se ha cumplido y se ha acercado el Reino de Dios, conviértanse y crean en el Evangelio”.

 

LEXIO
Busca leyendo... (Lo que dice el texto en si mismo para entenderlo mejor)

Encontramos dos escenas que se desarrollan inmediatamente después el bautismo en el Jordán:1) la permanencia de Jesús en el desierto y 2) el inicio de su actividad evangelizadora en Galilea.
La permanencia en el desierto se narra sobriamente, a diferencia de los relatos de los otros dos evangelios sinópticos (Mt 4, 1-11; Lc 4, 1-13), en que se nos ofrece el contenido de las tentaciones. Sin embargo, en pocas palabras, Marcos nos introduce a un mundo más amplio y complejo pues las tentaciones son sólo una parte de su estar en el desierto, junto al vivir entre las fieras y ser servido por los ángeles. Las tres acciones son repetitivas y continuadas, no son un hecho puntual.

Llama la atención que Jesús es empujado por el Espíritu, se usa un verbo fuerte para mostrar la accióndel Espíritu: Jesús es “echado fuera” hacia el desierto, lo que puede adquirir diversas figuras: un castigo (Gn 3, 23), una transición (Ex 12, 33); una llamada a la conversión (Os 2, 14); un lugar de refugio (1Re 19; Ap 12, 6); o un lugar de preparación y revelación del proyecto de Dios, como Moisés en el Sinaí (Ex 24, 18). El uso de los 40 días nos sugieren esta última lectura, pero nos conviene no desechar los otros sentidos.

En el desierto Jesús es tentado por Satanás, se nos dice usando una expresión que podría entenderse “bajo su poder”, el Hijo de Dios realmente no tiene prerrogativa diversa a cualquier hombre, pues se somete igualmente a la acción del Adversario, no se exime de la prueba. Si no se dice el contenido de la tentación, tampoco se dice el resultado, pero podemos intuir que Jesús sale victorioso por los signos que le acompañan. Vive entre las fieras, como se vivía en el Paraíso, como se promete que habrá esa paz entre todas las creaturas (Ez 34, 20; Is11, 7-9). Y también por la presencia de los ángeles que le sirven que es el resultado de su victoria en los relatos de Mt y Lc, y es también un signo de su naturaleza divina que opera ya en el mundo (Gn 28, 12; Jn 1, 51). Jesús no se nos presenta como actor de un acontecimiento, sino que se nos habla de un mundo en el cual él está inmerso que a la vez es de prueba y de cumplimiento de profecías, donde convive lo animal y lo espiritual, en medio de la moción del Espíritu y la tentación. En medio de estas contrariedades, Jesús se prepara para su misión.

La segunda parte, comienza con el arresto de Juan. Pero Jesús no es un continuador de su ministerio, pues cambia de lugar. También predica la conversión, pero no a la espera de algo, sino porque el tiempo ya se ha cumplido, y el Reino ya se ha acercado. El tiempo cumplido podría ser el mismo de la prueba, y el Reino cercano se manifiesta en el cumplimiento de las profecías de la convivencia con la creación y con los ángeles de Dios. Jesús con su predicación inaugura una manera nueva de vivir en el mundo, dejando atrás el desierto, entramos a la Tierra prometida del Reino.
El contenido de la predicación son dos elementos: Reino y Evangelio de Dios. El Reino ya ha llegado – es obra de Dios ya operante –, y para el Evangelio, se expresa el mandato de convertirse y creer – obra humana por cumplir –.

 

REFLEXIO 

... y encontrarás meditando. (Reflexión personal y profundización sobre la Palabra, lo que a mí me dice ahora)
En el mundo, sin ser del mundo; no para condenarlo, sino salvarlo.
El mundo en el cual vivimos también está lleno de esas contrariedades del desierto de Jesús. Vivimos entre luces y sombras, entre lo material y lo espiritual, entre lo natural y lo que hemos transformado, entre el cumplimiento de las promesas y las pruebas a las que nos vemos sometidos aún. Como Jesús, somos empujados por el Espíritu, y también estamos expuestos al tentador. Si bien no se nos ofrece aquí el relato ejemplar del triunfo de Jesús, vemos que lo que rompe la situación continua de esta permanencia en el desierto es la predicación del Evangelio.

El cristiano no sólo lucha por evadir el mal, sino que también está llamado a anunciar el Evangelio. Son dos dimensiones de nuestro ser en el mundo, como lo explicará ampliamente el evangelio de Juan (cc. 14-17). No podemos huir del mundo, no podemos evitar la prueba; pero en el mundo hemos de discernir qué espíritu nos mueve, Aquel de Dios, o el que es adverso a él. Y nuestro estar en el mundo no es “para probarnos aisladamente” sino para que podamos anunciar y convertir este mundo y sea salvado en la comunidad, comenzando como Jesús desde la propia casa.

La prueba, el estar en el desierto, no es algo malo para rehuir; aunque tampoco es algo para buscar. Siempre movidos por el Espíritu, lo podemos vivir con diversa actitud: para renovar nuestra esperanza en su providencia, discernir su voluntad para obedecerla, prepararnos a una misión y manteniendo un proceso de conversión y de anuncio del Evangelio.

 

ORAXIO
Llama orando... (Lo que le digo, desde mi vida, al Dios que me habla en su Evangelio. Le respondo)
Tú me sondeas y me conoces (Salmo 138)
Señor, a veces yo soy el que huyo de ti hasta el otro lado del mar; a veces eres tú quien me empuja al desierto. A veces la tiniebla me envuelve y a veces soy yo quien no abre los ojos para descubrir como actúas en el mundo. Pero sé, que siempre, aún en la más dura prueba, estoy ahí, en tu mano.

Ayúdame y enséñame a discernir la voz de tu Espíritu, para rechazar el mal y así anunciar dignamente tu Evangelio. Y si mi pie se desvía por mal camino dame el valor de rectificar mis vías. Sondéame, tú me conoces sabes que soy pecador desde el vientre de mi madre; confío en que eres capaz de formar en mí un corazón nuevo.

 

CONTEMPLAXIO 

y se te abrirá por la contemplación (Hago silencio, me lleno de gozo, me dejo iluminar y tomo decisiones para actuar de acuerdo a la Palabra de Dios)
¿Me siento consolado por la presencia de Dios en medio de mis pruebas y tribulaciones? ¿Cuáles son las situaciones recurrentes en mi vida que son para mí motivo de vivir tentado por el Adversario? ¿Cómo puedo vivir mi vocación cristiana sin miedo en el mundo, sin angelismos ni materialismos? ¿Cómo viviré y pediré la docilidad al Espíritu de Dios? ¿Hacia dónde me empuja él?